Hace mucho tiempo que Nicaragua no aparece
en los noticieros. Desde que, en 1.990, Violeta Chamorro llegó al poder dando
carpetazo a diez años de gobierno revolucionario, es difícil encontrar en los
telediarios a este pequeño país centroamericano sin la mediación indeseada de
algún desastre natural.
Aquel
año, 1.990, marcó el final de muchas cosas. Entre ellas, de una guerra que, impuesta
por Estados Unidos, mantuvo a la mayor parte de la población como rehén de los
intereses económicos y, en especial, geoestratégicos, del gran hermano norteño.
Para que cesara la agresión contra su pueblo, uno de los más pobres del
continente, los nicaragüenses hubieron de renunciar a la construcción de una
utopía. Debieron renunciar a un sueño que, desde la distancia, ni llegábamos a
imaginar. Y, como parte fundamental, debieron renunciar al sueño de acabar con el analfabetismo de su país.
Ministros
de educación quemando libros de texto en piras públicas se encargaron de
dejar claro que, en adelante, la enseñanza seguiría las pautas marcadas por los
países occidentales. Saber leer y, como corolario, ser capaz de aprender y
desarrollarse como sujeto social y económico, fue transformándose con el tiempo
en un privilegio vedado a los más empobrecidos, a las familias rurales, a las
minorías étnicas. Los sueños esbozados durante la gran cruzada nacional de
alfabetización que, en 1.980, enseñó las letras a más de cuatrocientos mil
analfabetos, quedaban muy lejos.
En
este contexto hostil nace la Asociación de Educación
Popular Carlos Fonseca Amador, un empeño por poner a salvo esa
pedagogía que,
durante una década, recorrió cada rincón de Nicaragua buscando en los
bohíos,
en los ranchitos, en las ciudades, a quienes la dictadura de Somoza negó
la alfabetización, para enamorarlo, para convencerlo de la necesidad de
aprender a leer y escribir. Algo que, como sus propios fundadores
intuyeron
acertadamente, los gobiernos liberales no tenían intención alguna de
hacer.
Desde entonces, desde 1.990, la AEPCFA ha venido creando colectivos de educación popular,
pequeñas aulas sin paredes donde jóvenes voluntarios y, en especial,
voluntarias, dan clase a sus vecinos iletrados, en muchísimos rincones del
país. La Palma Africana, San Francisco Libre, Diriomito, Nandasmo, Niquinohomo,
Palacagüina, Bonanza, Waspam y otros muchos municipios han sido destino de sus
pedagogos, formados durante diez años de trabajo en tiempo de guerra, y
fogueados durante veinte años de paz nominativa. Todo ello sin el paraguas del
gobierno, sin subvenciones de ninguna
clase. Sólo gracias al tesón de media docena de maestros, el trabajo voluntario
de cientos de universitarios y estudiantes de secundaria, y algo, poco de solidaridad internacional.
Los protagonistas de esa
labor titánica y quienes, desde la distancia y con más bien poca
eficacia, hemos intentado ayudar, no queremos que la historia de esta
lucha desigual contra un enemigo cada día más poderoso, caiga en el
olvido. De ahí nace la necesidad de escribir, publicar y, sobre todo,
difundir EL SUEÑO QUE FUE, un relato sobre la alfabetización en
Nicaragua.
Desde aquí os pido ayuda
para llevar este proyecto a buen puerto. Para quienes no conozcáis el
micromecenazgo, os invito a visitar la web de Verkami, desde donde
podéis colaborar con un montón de proyectos que no cuentan con más ayuda
que la solidaridad de los internautas. Ahí ha colgado AEPCFA el
proyecto de edición de este relato, y ahí podéis hacer las aportaciones
que creáis oportunas. Sabed que esta ayuda que, a partir de 15 euros,
podéis ofrecer, no es un cheque en blanco. Donando 15 euros recibiréis
un ejemplar del libro firmado por sus autores, lo que es más o menos el
precio normal de un libro. De ahí en adelante el abanico se amplía.
El enlace al proyecto es http://www.verkami.com/projects/9173.
Pasaos a echar un vistazo y, si os parece bien, a echar un cable. Y si
queréis más información, en mi web personal hay un apartado titulado Libros Gratis donde,
además de información sobre la labor de AEPCFA, que conozco de primera
mano desde hace muchos años, os ofrezco la posibilidad de descargaros
gratis un libro con relatos inspirados y ambientados en Nicaragua. Para
ir entrando en calor.
Bueno. Gracias por aguantar esta chapa. Gracias por vuestras visitas, que seguro llegarán, y hasta cuando queráis.
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