José Manzaneda,
coordinador de Cubainformación.- El 8 de septiembre se celebró el
Día Mundial de la Alfabetización. La cobertura informativa en los
grandes medios internacionales, más bien escasa, contrasta con la
magnitud de este problema, que afecta a 781 millones de personas -el
16 % de la población mundial- de las cuales el 64 % son mujeres (1).
En los medios españoles,
por ejemplo, las escasas referencias a este Día de la Alfabetización
fueron notas sobre la labor de la grandes ONGs españolas ligadas a
la Iglesia, como Manos Unidas (2).
Y algo curioso: en una
búsqueda en Google de noticias en idioma español, la mayoría de
informaciones sobre la citada fecha nos remiten a los medios públicos
de Cuba (3), en primer lugar, así como de otros países de la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) (4).
Pero
¿qué es lo que estos gobiernos desean mostrar al mundo en materia
de alfabetización y que, a su vez, los medios internacionales
parecen querer ocultar? Evidentemente, el resultado inapelable de los
programas nacionales de alfabetización implantados en estos países:
Cuba -desde 1961- y Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela –más
recientemente- son –según parámetros de la UNESCO-
territorios libres de analfabetismo, al ser este inferior al 4 % (5).
Pero
¿por qué son los medios de Cuba los que más noticias generan
entorno a la temática del analfabetismo en el mundo? Porque no
existe país en la Historia que más haya hecho para
erradicarlo no solo en su territorio –Cuba tiene el 100 % de su
población alfabetizada, según el último Informe de la UNESCO (6)-
sino también en el resto del mundo.
Y
es que este país pequeño, de escasos recursos y con una economía
bloqueada, ha llevado su método de alfabetización “Yo sí puedo”
y miles de asesores pedagógicos a 28 estados del mundo, logrando
alfabetizar a 8 millones de personas fuera de su territorio (7).
La
pregunta es evidente: ¿por qué la gran prensa mundial no menciona
este dato tan relevante y sorprendente? ¿Por qué no informa acerca
de algo tan espectacular como que Cuba ayuda a la alfabetización
también en el llamado Primer Mundo, concretamente en Australia (8) y
en Nueva Zelanda (9)? La respuesta también es evidente: porque el
ejemplo de solidaridad y humanidad que ofrece Cuba al mundo está
tapado tras una cortina de hierro informativa.
Bolivia
y Venezuela son los países en los que el programa cubano “Yo sí
Puedo” ha alcanzado su mayor dimensión: un millón 482 mil
personas alfabetizadas en Venezuela (10) y 824.000 en Bolivia (11).
Allí, el programa se aplicó tanto en español como en las lenguas
indígenas originarias y en sistema Braille, mediante materiales
gráficos y videos, producidos en la Televisión cubana y adaptados a
cada país (12).
Hoy
Cuba asesora e incorpora el “Yo sí puedo” en planes nacionales,
regionales o municipales a solicitud de numerosas instituciones de
todo el mundo (13). Hace unos días, leíamos que “Panamá
relanzará su programa nacional de alfabetización con apoyo de Cuba”
(14); que “el presidente de El Salvador agradeció al Gobierno de
Cuba por su ayuda en la reducción del 5,31 % del analfabetismo”
(15); que más de 20.000 personas han sido alfabetizadas en Guatemala
(16); o que el estado mexicano de Michoacán ha sido declarado
también libre de analfabetismo gracias a Cuba (17).
En 2006, la UNESCO
reconoció el método “Yo sí puedo” con su Premio Rey Sejong
(18), y hoy lo sigue haciendo de manera indirecta. Hace unos días,
ese mismo premio era entregado al Ministerio de Educación de
Ecuador, por su programa de alfabetización, basado en el método “Yo
sí puedo” y llevado a cabo con el apoyo de 55 asesores de Cuba
(19).
Pero de todo esto
raramente leeremos una línea en grandes medios como el diario
español “El Mundo”, que sí destacaba una iniciativa en favor de
la alfabetización: la venta en El Corte Inglés de una “camiseta
solidaria” de la firma Ralph Lauren, que irá destinada –en un
pequeño porcentaje- a los programas de alfabetización de la ONG
Aldeas Infantiles (20).
Resumiendo:
este pequeño país, de escasos recursos y con una economía
bloqueada y castigada, ha exportado el “Yo sí puedo” a 28
estados del mundo, logrando alfabetizar a 8 millones de personas. Y
continúa exportando solidaridad...
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