Alfabetizar:
Leer y entender la realidad
Oscar
A. Fernández O. El
Salvador
El
tema de la alfabetización ha sido una preocupación de historiadores
como Gramsci, los miembros de la Escuela de Birmingham y de pedagogos
como Paulo Freire.
En
la alfabetización y la pedagogía de la habilitación política,
Gramsci (Cultura e lotta di classe, pág.
189) considera la alfabetización una práctica social y un concepto,
por un lado configura el conocimiento
y el poder, y por el otro la lucha política y cultural, es decir la
alfabetización para Gramsci
es un argumento de doble filo: por una parte logra la habilitación
individual y grupal y por la
otra las relaciones de opresión y dominación. Se puede aprender
para aceptar el sistema de dominación,
o para liberarse de la opresión y tomar la decisión de ser libre,
para ser libre. No ser libre
para ser esclavo de un sistema expoliador.
Toda
alfabetización tiene un espíritu crítico, una ideología con una
construcción social, un proyecto de
posibilidad tanto en la comprensión como en la transformación de la
sociedad, es decir está se tiene
que emancipar tanto socialmente como culturalmente. Como movimiento
social, la alfabetización
está ligada a las condiciones políticas y materiales para formar
"educadores" (concienciadores)
tanto en la educación formal como en la no-formal.
Un
contexto político cambiante, así como una realidad social en
transición, hicieron posible concebir
una práctica de la alfabetización que rompiera con las estructuras
pedagógicas formales establecidas.
No se trató tanto de priorizar los contenidos sobre el educando, o
el educando sobre los
contenidos, más bien se trató de trabajar con el pueblo como
principio pedagógico que Freire (La
educación como práctica de la libertad, 1977, p. 97, Siglo XXI)
llevó a su máxima expresión: "Confiamos
siempre en el pueblo. Negaremos siempre las fórmulas dadas.
Afirmamos siempre que tenemos
que cambiar junto a él, y no sólo ofrecerle datos."
Entonces,
situado el pueblo en el punto de mira
de la propuesta pedagógica del FMLN, se inicia toda
una tarea de construcción metodológica que parte del rechazo
frontal de cualquier propuesta mecánica
de alfabetización. Se piensa, como asegura P. Freire, en "una
alfabetización que fuera en sí
un acto de creación capaz de desencadenar otros actos creadores, en
una alfabetización en que el
hombre, no siendo su objeto, desarrolle la impaciencia, la vivacidad,
característica de los estados de
estudio, la invención, la reinvención" (Freire: 1997).
Por
lo general, la alfabetización lo que pretende es facilitar la
capacidad de leer y escribir dentro del
entorno escolar, para aquellos alumnos de las clases trabajadoras.
Siendo
la educación la reproducción y el reflejo de un determinado grado
de desarrollo material de la
sociedad, de las formas de propiedad existentes y de la manera cómo
se relacionan los hombres para
producir, resulta una condición subjetiva el tratar de diseñar
modelos educativos que nada tienen
que ver con la realidad práctica, obedeciendo sólo a esquemas
mentales que pueden ser aspiraciones
legítimas, pero ajenas a las leyes del desarrollo social. Esta
manera de plantear las cosas
cae en la utopía voluntarista y es preciso comprender que las
sociedades no se comportan según
los buenos deseos de los hombres, sino de acuerdo a leyes objetivas
que rigen el curso de su desarrollo.
El
modelo emancipador de nuestro proyecto político sostiene, que no
solo es comprender y transformar
las experiencias propias, sino que también hay que constituir una
relación estrecha del Estado
con la gente, en dirección de fundar una cultura democrática de
participación efectiva de la masa.
Fuente:
http://www.contrapunto.com.sv/columnistas/alfabetizar-leer-y-entender-la-realidad
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